Hay algo en nuestros restaurantes favoritos que no podemos explicar, pero nos vuelve locos, nos encanta.
¿Será una cuestión exclusiva de la sazón? ¿Será la consistencia que nos da la seguridad de que los platillos que elegimos son siempre una garantía? ¿Será el cálido servicio que nos hace sentir especiales? ¿Será la mano del chef? Para que todo eso suceda, el trabajo de un restaurante no descansa, no da tregua jamás. La atención al detalle provoca que un restaurante salte de lo ordinario a lo extraordinario; es una labor invisible, pero indispensable para la experiencia del comensal. Estos son solo algunos de los argumentos —además de propuesta, concepto, platillos memorables, carta de bebidas y un largo etcétera— que ponen a un restaurante por encima del resto. Hay algo en Máximo Bistrot que nos hace sentir eso y más. Para la Comunidad MB, Máximo Bistrot es el restaurante del año.
Alex y Shary comparten el amor por la gastronomía, una escuela en los fogones del restaurante Quintonil y hoy, finalmente, un restaurante propio, donde expresan una cocina honesta, frontal y sabrosa. El futuro se ve muy promisorio para ellos.
Su paso por Quintonil no fue circunstancial. Fue como si la vida los hubiera puesto ahí al mismo tiempo para prepararlos para lo que venía. “Ale Flores y Jorge Vallejo son definitivamente quienes más han influido en mi carrera”: dice Shary, repostera. “Trabajando en su cocina aprendimos que mientras ames lo que estás haciendo, lo demás pasa a segundo plano”. Alex complementa: “En Quintonil, aprendimos la disciplina, el rigor, la técnica y la visión de un restaurante con estándares altísimos”.
El presente para ellos se llama Propio, un espacio que habla del México actual. “Hacemos comida que nos gusta cocinar y comer. No inventamos el hilo negro, pero tampoco buscamos hacer las cosas de manera convencional. Queremos divertirnos haciendo comida rica, real y honesta. No todo es tan serio como parece”: sostiene Shary. “Tratamos siempre de poner la mejor técnica en los platos, pero que tengan alma Y nunca perder de vista que la hospitalidad es lo más importante”. Ambos se ven en un futuro con nuevos proyectos juntos, un Propio consolidado y siempre en busca de ser, ante todo, mejores personas.
Es cierto: cada vez son más los restaurantes que abren sus puertas buscando suerte. En México, pareciera haber espacio para una o dos aperturas a la semana. La escena se torna emocionante, vibrante, al tiempo que la competencia se vuelve cada vez más voraz. Así como vemos nuevos feudos cobrar vida, también se cierran historias que se recordarán como buenos intentos y nada más. Lo más interesante es ir descubriendo, entre toda la comunidad, las aperturas que valen la pena la visita. Lo que falta es tiempo, no curiosidad. Italianos, coreanos, de autor, casual dining, de mar, tributos al maíz, latas y conservas… la baraja es amplia y se deja querer. Estas son las aperturas más emocionantes del año.
Como nunca antes, la coctelería está en la mente del comensal. El gran boom que viven los cocktail bars de México y su gran aceptación de los locales y extranjeros ha devuelto el foco a la gastronomía líquida, cada vez más presente en las cartas de bebidas de los restaurantes. La coctelería se suma a la oferta de vinos, cervezas, destilados y también fermentos y bebidas sin alcohol que hoy protagonizan la oferta de bebidas a la carta y maridajes.
Actualmente, un gran restaurante no puede darse el lujo de prescindir de cocteles que acompañen bien el concepto del lugar ni la propuesta culinaria. De acuerdo con el Consejo MB, el restaurante Fauna, en el Valle de Guadalupe, está haciendo una labor sobresaliente en esta categoría.
El servicio de un restaurante es la vía por la que mejor se transmite la filosofía de un lugar. Habla del interés del restaurante por dar lo mejor de sí ante la cara del comensal y funge como el eslabón final de una cadena que se construye a partir de una vocación genuina de hospitalidad: el átomo de la restauración. Para dar un buen servicio, no solo se necesita esa vocación, sino saber leer al comensal, entender de tiempos, de formas, de dinámicas y protocolos. Aunque México se ha caracterizado siempre por su tremenda hospitalidad, no son muchos los restaurantes que logran mantener un estándar de excelencia cuando se habla de servicio. Por eso vale la pena reconocer a los que, sin saber de nombres y apellidos, ofrecen un servicio excepcional a cada uno de los comensales que ocupan los asientos de un restaurante.
Indiscutiblemente, Hunan ha sido un referente histórico en cuestión de excelencia en el servicio.
El concepto gastronómico está acompañado de diversos factores que lo complementan para lograr una propuesta integral en la búsqueda de la experiencia del comensal. Un restaurante, desde su planeación, debe pensar en esos elementos que acompañan la idea que los chefs y propietarios tienen cuando imaginan esta experiencia. Comer y beber bien son dos actos que se deben sentir naturales. El momento debe fluir: la idea es gozar lo que está en el plato y la copa y, desde luego, la compañía. Para ello es imprescindible que el uso y aprovechamiento del espacio, la propuesta de diseño y la correcta ambientación estén al servicio de la experiencia y el concepto culinario. Botánico es un ejemplo de esos restaurantes que saben complementar los aromas y sabores, gracias al foco en el ambiente y los espacios en los que se sumerge el comensal y que le permiten dejarse llevar por el concepto total.