Aunque se entiende como un lugar italiano, es más una propuesta mediterránea que incluye platillos con tendencia española e incluso algunos guiños franceses. El servicio es clásico y la puesta en escena no es muy arriesgada; sin embargo, los sabores y las texturas están donde deben estar y la carta de vinos acompaña muy bien la experiencia. Sus pastas —muy bien ejecutadas— suelen ser lo más solicitado del menú. Recomiendo este feudo para una comida de negocios, o bien, para una ocasión especial al encontrarse en la ciudad de Querétaro.