Desde su apertura, Bruna se ha convertido en uno de los favoritos de la ciudad gracias a su propuesta gastronómica que roza lo artístico. Ubicado en jardines poblados de esculturas que acompañan una galería de arte, Bruna reinterpreta algunos platillos icónicos de la cocina mexicana de una manera lúdica y abstracta. Un lugar donde la innovación tiene cabida y está pensada en función de los sabores y la experiencia más que en el solo concepto de añadir técnicas modernas a preparaciones tradicionales, cuestión que también es visible en su carta de coctelería.